Puente al infinito

 

Puente al infinito
Cuentos
VV. AA.
Compilado por Silva Bazán
Editorial Dunken
Buenos Aires, Argentina
2022

Prólogo

«La literatura es siempre una
expedición a la verdad».
Franz Kafka.

Puente al infinito nos llevará al “más allá” o a donde “nadie sabe”, la selección de los cuentos fue virando hacia lo evidente, ya en cuarentena a causa del COVID-19, con la parca rondando, fue inevitable y eso se fue reflejando, así como la realidad que nos rodeaba.

Los cuentos construyen puentes de fantasía, porque a través de él podemos ir a otros lugares, vivir otras vidas inimaginables, buscando la verdad.

Los Puentes, como los cuentos atraviesan ríos reales o imaginarios, de sangre, de dolor, de muerte, hacia lo incorrecto, sin miedo al castigo o la culpa.

A través de los puentes-cuentos cruzamos hacia lo políticamente incorrecto, sin costo adicional, a lo sumo caeremos en el olvido, darán vuelta la página o nos pondrán en el estante de arriba.

Las historias, crujen como pasos sobre un puente endeble, transitando por la sensibilidad o la expresividad con pasión.

Quizás pasemos varias veces el mismo puente, pero nunca será igual a la vez anterior.

En Puente al infinito, desde el comienzo al fin, el lector comulgará con los autores, y transitará por los distintos caminos, algunos más escarpados que otros, descubriéndose o estableciendo contacto, a veces íntimo, a veces secreto, con aquello que a nadie confesamos para llegar hasta nuestros más bajos instintos.

Atravesando por la sumisión de la víctima indefensa, ya sin propia estima, entregada a su muerte.

Otras veces, el miedo o la desesperación nos empoderarán y nos permitirán enfrentar al enemigo en la oscuridad y en la soledad. El empeño y el amor propio nos sacarán de la parálisis provocada por la violencia del verdugo.

Algunos relatos nos mostrarán la belleza del ocaso en el mar o la profundidad de las cuevas y sus demonios desde el Puente al infinito, soñando despierto o usurpando sueños de un niño inocente con emoción y ternura.

El dulce amor, incondicional o eterno y el desamor; encuentros y desencuentros o abandono; la alegría y el dolor; la libertad y el hastío en los extremos del Puente, transitando y de algún modo viviendo o muriendo, cubrirán estas páginas.

La literatura es Arte y como tal transmuta como una eclosión de emociones en las que hemos decidido hurgar con el sólo deseo de darle cuerpo, a través de la escritura, y por ende, extirparlo.

A través del misterio, de escritores desquiciados, guionistas asesinos, actores asesinados, personajes falsos, narradores protagonistas, misiones espaciales, androides, hombres fabricados, casas flotantes o embrujadas, seremos transeúntes de puentes en donde abundarán los pactos familiares, las muertes injustas y otras justificadas. En Puente al infinito hay madres verdaderas, sufrientes y también despiadadas, que nos harán sentir el dolor y la muerte, incluso después de muertos.

A un lado del puente la época colonial rompiendo esquemas de sometimiento de los antepasados buscando venganza o justicia y al otro, una realidad virtual por la que podemos ir al futuro, aunque ello nos cueste la vida; ambos desconocidos pero imaginables.

A veces el suicidio en soledad o colectivo, será la alternativa para alcanzar la paz o el sosiego, pero tampoco será gratis, todo se paga acá o en el más allá; otras veces seremos fagocitados por alguna bestia horripilante o por el canibalismo y será mejor que la propia realidad.

También se hace presente la rebeldía de los primeros instantes de la muerte hasta aceptar que ya no hay nada más que hacer, que nunca es en vano, como tampoco es la vida.

La riqueza en los relatos, irá llevándonos por nuestros propios laberintos, por caminos conocidos, pero al final será sorprendente.

Hay historias tan crueles que nos reflejarán las miserias humanas, el desprecio sabrá tan amargo como la bilis, contrastando con aquellas en las que la realidad y la ficción serán la misma cosa.

En otros relatos la belleza estará en la observación del acto cotidiano, tierno o natural como algo excepcional. Contrariamente a los cuentos de locura, donde la confusión es permanente, a veces liberadora o cruel volviendo los rostros conocidos en desconocidos y viceversa.

Historias sobre desapariciones forzadas, dramáticas y espeluznantes o ficticias que ocurren atravesando portales dimensionales.

No faltarán los fantasmas y aparecidos, tan ciertos y posibles que erizan la piel, como los ridículos y los cándidos; los muertos que no estaban muertos, así como las confrontaciones familiares por algún amor robado, donde la liberación o desenlace es un pacto con la muerte.

Votos de confianza y confianzas rotas… La noche y la muerte van de la mano, monstruos de mar y de río.

Lo grotesco en el momento de morir y las miserias de los deudos causan gracia y dolor a la vez, alguien siempre reza, aunque sea para salvarse.

Algunos cuentos son tan descabellados que se ganan su lugar, con ese sólo argumento.

Otros son pretenciosos, pero ese aspecto es suficiente para ser incluido en Puente al infinito.

Recuerdos de una niñez traumática es una constante, el legado, la herencia, la tradición familiar a veces hasta cruel, llega a la locura y luego la muerte hace justicia.

Personajes mitológicos o de la historia fueron revividos y vueltos a matar, para justificar su bondad o su maldad, según sea conveniente.

El engaño a veces es injusto y otras veces es preciso para ocultar el verdadero amor no aceptado.

Las soluciones pragmáticas son más un castigo que una solución, aportando más confusión que certeza.

Tretas para engañar y para desenmascarar. Ángeles y demonios. Fotos y cuadros vivientes.

Sabemos dónde comienza Puente al infinito, pero no sabemos dónde terminará. Muchas veces el escritor se convierte en protagonista y asesino de sí mismo por vanidoso, para no ceder protagonismo. Algunos son tan actuales que parecen crónicas de lo que nos atraviesa, ya sea por el virus o por la delincuencia, el hambre y el horror desencadenado en el cementerio, la lluvia, la niebla, conspiran con el terror, pero por suerte nos quedamos con la tranquilidad de que los sufrientes… son otros.

Mil vidas, infinitas muertes…

Silvia Norma Bazán

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