Marcel Marceau


Marcel Marceau
Poemas y obras de arte
VV. AA.
Coordinado por Xabier Susperregi
Biblioteca de las Grandes Naciones
Oiartzun, Pais Vasco
2019

"Bip es el personaje de Marcel Marceau, es personaje atemporal, pero cercano a los sueños de mi infancia. Se topa con la vida que es a la vez un gran circo y un gran misterio, y me gusta decir que siempre termina derrotado, pero siempre victorioso... Él es todo el hombre de la calle, un vagabundo del hombre cotidiano y universal que se enfrenta al trágico cómic de la existencia... Es el hombre simplemente, que se muestra en la desnudez y la fragilidad de su ser”.
Marcel Marceau

EL MEJOR REGALO DE MI VIDA

Hablé con Camille, hija de Marcel Marceau, a quien enviaré el libro en cuanto se publique. Que llegue su familia es algo muy especial de parte de todos y todos los poetas y artistas que han participado en este especial homenaje.

Siempre me fascinaron mimos y payasos, desde muy pequeño, aunque en esa época es comprensible que me llamaran la atención. Pero a medida que pasaron los años me deslumbraban más aún si cabe. Nunca me paré a pensar por qué pero esa atracción, respeto y admiración hacia ellos todavía permanece suspensa en el tiempo y así será ya por siempre.

Ahora, pasados los años trato de darle una explicación a ese sentir y
creo que logro hacerlo. Los mimos y payasos por mucho que nos hagan reír en muchas ocasiones, también pueden llegar a convertirse en la melancolía en estado puro. Por eso creo que me sentí tan identificado con ellos; yo mismo podía ser gracioso y chistoso en ocasiones pero recorrí casi todos los senderos de la soledad durante mucho tiempo e hice muchas veces también como Françoise Sagan, al darle los buenos días a la tristeza.

Mi madre es artista, gran bordadora y costurera, algo que siempre me fascinó. Esas fabulosas artesanías le sirvieron para ganarse la vida, aunque todo hay que decirlo, no tuvo la posibilidad de desarrollar en plenitud su virtud, ya que debía hacer esas labores por encargo y pocas fueron las veces que dejó vía libre a su imaginación y creatividad. Además un viejo baúl era el encargado de atesorar esas obras de arte tan significativas.

Es muy sonada la historia de Marcel Marceau, ayudando a niños judíos en el trayecto hacia Suiza, cuyo resultado hubiese sido macabro de haber sido descubiertos por esas carreteras poco frecuentadas por las que fueron. Donde Marcel al parecer ya hacía de mimo para lograr que los niños le imitasen y no hiciesen ruido en aquel mágico viaje hacia la libertad.

Mi padre era niño cuando el País Vasco fue invadido y cuando llegaron a su pueblo, donde ahora resido, Oiartzun. Llovía y desde la ventana de su casa que daba a la plaza pudo observar la llegada del ejército invasor. Pronto entrarían en casa buscando a mi abuelo para fusilarlo.

Yo aprovechaba cuando no estaban ni mis hermanos ni mis padres en casa, para acercarme con emoción al baúl, abrirlo y tomar aquellos maravillosos bordados, para dejarlos con suavidad sobre la cama. Después tomaba uno a uno y los iba observando, dejándolos nuevamente sobre la colcha también bordada. De esa forma quedaba al revés el primero, último y el último, primero, por lo que debía tomarlos de nuevo y volverlos a ver para que quedasen esta vez ordenados. Siempre había unos minutos en que me detenía dos veces en aquella especial actividad. Era cuando llegaba el turno del payaso bordado.

Mi abuelo afortunadamente no estaba en casa en aquel momento y logró salvar la vida. Tampoco encontraron nuestra bandera, ikurriña, ya que estaba bien escondida. Pero aquel mismo día empezó el éxodo, bueno aquella misma noche ya salieron por el monte para escapar del posicionamiento del ejército invasor. Pasaron la noche en un caserío por el camino donde fueron acogidos y tratados como si de familia se tratase y allí conocieron a un personaje que les fascinó, debía ser un tipo como Marcel, maravilloso. Entretuvo a los más pequeños capturando murciélagos. Lo hacía arrojando una boina negra al aire, algo que al parecer atraía a los saguzarra, murciélago en el ancestral idioma de los vascos.

El payaso bordado es una de las obras de arte que más me han fascinado en mi vida, junto tal vez a Adelita de la gran artista mexicana Guadalupe Montemayor. Esos instantes eran mágicos y puedo aún recordarlos. Luego el payaso quedaba seguramente triste, encerrado en aquel baúl.

Pero el éxodo por la guerra no había hecho nada más que empezar. Mi padre con sus ocho años ya quería ser mayor para poder combatir, así me lo contaba cuando estaba aún entre nosotros. Estuvieron también refugiados en un viejo molino, pero el enemigo avanzaba rápido y ya se iban preparando para escapar nuevamente y dejar atrás aquellos amigos que habían hecho y que ya no volverían a ver jamás. Mientras tanto iban a la escuela, hasta el día en que llegaron a ella y descubrieron que habían sido destruidas por la aviación nazi. En pocos días ya estaban de nuevo de camino, un amplio grupo de gente que portaba picos y palas pues pensaban pasar la noche en una cueva y eran conscientes que si eran descubiertos, el enemigo trataría de destruir la entrada para dejarlos enterrados con vida, daba igual que muchos fueran niños, madres o personas mayores. Afortunadamente lograron continuar su camino hacia Bilbao.

Pasaron los años de mi niñez que se fueron convirtiendo en recuerdos y aquel baúl desapareció ya, también la costumbre de al quedar solo aprovechar para ver aquellos bordados. Dejé también de vivir en casa de mis padres, pero iba a verles todos los días y uno entre tantos sin ser a priori nada en especial, fue el día en que recibí uno de los regalos más importantes de mi vida. Os lo podéis imaginar.

En Bilbao les llevaron al puerto para embarcar hacia un exilio que en muchos casos sería definitivo. Rusia y Francia los acogerían. Los de Francia, fueron a regresar en su mayoría más los de Rusia ya no pudieron hacerlo. Mi abuela y mi tía pequeña irían a Francia. Pero mi padre y su hermanita mayor irían a Rusia.

Siempre me fascinaron mimos y payasos, desde muy pequeño…

Desde hace años no me canso de ver una y otra vez los espectáculos editados del mimo más famoso, el poeta del silencio Marcel Marceau. Todo un honor ser parte para siempre de este libro a él dedicado.

Pero estando en Bilbao, mi abuela me dio sin haber todavía nacido, el mejor regalo de mi vida. Dijo su inolvidable frase, marcharemos todos juntos o ninguno, y así prefirieron quedarse con el peligro de morir todos por esa decisión, antes que separarse.

Xabier Susperregi, País Vasco

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