Auschwitz


Auschwitz
Poesía y Arte
VV. AA.
Coordinado por Xabier Susperregi
Boblioteca de las Grandes Naciones
Oiartzun, País Vasco, España
2019

PRESENTACIÓN

Aunque este libro lleva el título de Auschwitz, hemos de decir que en realidad está dedicado a todas las víctimas de los campos de exterminio nazis: Auschwitz-Birkenau, Treblinka, Belzec, Dachau como desgraciadamente más conocidos, pero así hasta varias decenas más.


Se crearon estos campos de concentración para recluir y exterminar a judíos, comunistas, anarquistas, socialistas, disidentes políticos,
prisioneros de guerra, homosexuales, gitanos, eslavos, testigos de Jehová…, discapacitados, todos cuantos eran calificados como inferiores o enemigos de los nazis.


Por curiosa tengo que contar una anécdota que me ocurrió hace pocos años, cuando Gaza sufrió terribles ataques y fue bombardeada constantemente por las fuerzas armadas judías de Israel. En esa época yo organicé varios libros dedicados a Palestina y por la paz. También participé en movilizaciones por la paz en Palestina. El caso es que por mi actividad pacífica, recibí amenazas de muerte e insultos tales como nazi, pero qué se le va a hacer.


Lo primero que veían los prisioneros que llegaban al campo de Auschwitz era el lema en alemán: Arbeit macht frei («El trabajo libera»). Tal vez la idea que pretendían dar de lo que se iban a poder encontrar en aquel maldito lugar.

Durante semanas he tratado de escribir algún poema expresamente para este libro, pero ciertamente no he encontrado las palabras adecuadas, tal vez sí las tenía para describir la barbarie pero era profundamente doloroso. No tenía las palabras para rendir homenaje a cada persona, a cada ser vivo que tuvo que pasar por alguno de los campos de concentración y exterminio. Por ello me he limitado a escribir estas pocas líneas en las que poder mostrar mis intenciones al convocar y coordinar una antología internacional con este terrible tema.


En mi memoria siempre he tenido presente un testimonio de lo que ocurría muchas veces en Auschwitz. A la llegada de los trenes llenos principalmente de judíos y gitanos, miembros de las S. S. abrían las puertas de los vagones y de ellos descendía una multitud de personas de todas las edades. Desgraciadamente, hemos de pensar que muchos de ellos ya conocían cuál podría ser su destino en aquel lugar. No en vano, en el Diario de Ana Frank, escuchan la radio de Londres y entre las noticias que dan, está la de que los judíos son masacrados en campos de concentración utilizando cámaras de gas. Eso me hace pensar que el desconocimiento de aquello no era totalmente generalizado; sabrían menos los que fueron llegando antes.

Primero se seleccionaba a las personas que pudieran parecer más útiles para trabajar y el resto, una inmensa columna de personas se les dejaba en el andén y después se les conducía por un subterráneo. Un letrero les indicaba que habían llegado a la zona de las duchas. Se ve que pretendían tranquilizar a las personas que por allí iban pasando. Por eso era una sala bien pintada y perfectamente iluminada.


Esta fotografía siempre me recordó a un episodio sucedido a mi propia familia. Mientras esta mujer y los pequeños van hacia el campo de concentración; mi abuela con sus hijos estaban en el embarcadero de Bilbao que les podría llevar a emigrar a Rusia, Inglaterra Bélgica o Francia, mientras huían del Ejército Invasor y de los aviones nazis allá por 1937. Al enterarse mi abuela de que les iban a separar en el viaje a lo desconocido, dijo su frase célebre: “Todos juntos o ninguno”. Frase que mucho me temo suele acompañar a muchas familias en las guerras. Quedaron pues en tierra firme a merced de los acontecimientos.


Por un momento tengo que dejar de escribir, porque me faltan fuerzas para ir describiendo lo que viene a continuación.

Les ordenaban que se desnudasen, que disponían de 10 minutos para ducharse, entraban a otra sala donde pronto derramaban el gas mortal que rápidamente invadía todo el lugar. En pocos minutos podían morir más de mil personas.

Cada una de ellas con su propia historia de toda una vida hasta entonces, cada una de ellas con una familia, con unos sueños que tuvo, aunque puede que hiciera ya bastante tiempo que su único sueño fuera tal vez estar vivo en el momento en que terminase aquella maldita guerra. Y empezar una nueva vida donde fuera y como fuera.

Pero ya no tendrían oportunidad y nosotros tampoco de volver atrás en el tiempo para cambiar las cosas. Tan solo nos queda poder mirar atrás en el tiempo y ver cómo millones de maravillosos seres se perdieron en otra ambiciosa guerra y perseguir nuestro sueño de que se erradiquen las guerras que es el sentir común de la gran mayoría de la población mundial.

La noche de los cristales rotos se fraguó mucho antes de 1938 y continuó durante los años de guerra.

Y terminar con una de las frases que repetían muchas veces los guardias del Campo de Concentración de Auschwitz bromeando a los prisioneros: “Bienvenidos al lugar donde se entra por la puerta y se sale por la chimenea.

Xabier Susperregi, País Vasco

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