Homenaje en Trovas Clásicas a Violeta Parra

 

Homenaje en Trovas Clásicas a Violeta Parra
VV. AA.
OMT - Organización Mundial de Trovadores Chile
Chile
2024

Prólogo

Referirse a Violeta Parra en unas breves líneas es algo difícil, porque hay tanto que decir de ella y todo cuanto se diga, por simple, rebuscado, breve o extenso que sea, es siempre relevante por la figura extraordinaria, talentosa, multifacética que representa en Chile Y el mundo.

Violeta Parra Sandoval, nació en San Carlos, Región de Ñuble, en Chile, un 4 de octubre de 1917. Hija de profesor primario y músico y de una madre costurera. Sus hermanos, destacados artistas circenses, músicos, cantores y poetas. Después de vivir en San Carlos, San Fabián, Chillán, se establece en Santiago y recorre los campos de norte a sur, recopilando el folclor chileno. Grabó cerca de doscientos cantos, rescatando el arte popular de indígenas y campesinos, voces genuinas de su pueblo. Así comenzó también, su compromiso profundo por mostrar, a través de sus propias composiciones, las desigualdades e injusticias que estaban sucediendo en su entorno, siendo un ícono de toda una generación y una de las mayores referentes de la música folclórica y popular chilena para el mundo. Jamás imaginó, que al recopilar su primera canción en el año 1953, descubriría que Chile era "el mejor libro de folclor que se haya escrito”.

Desde los 17 años, cantaba con su hermana Hilda y con su familia crearon la famosa "Peña de los Parra". Se casó en 1938 con Luis Cereceda y tuvo dos hijos: Isabel y Ángel. La desilusión de este amor, marcó gran parte de la vida y obra de la artista. En 1949 se casó con Luis Arce y tuvo dos hijas: Carmen Luisa y Rosa Clara, (esta última fallece siendo bebé). En 1955 recibe el Premio Caupolicán a "La mejor folclorista del año". Primer reconocimiento a su trabajo y es invitada al "Festival de la Juventud" en Varsovia (Polonia). Recorre Polonia, la URSS, Suiza y Francia con su arte. Su última pareja fue el músico suizo Gilbert Favre.

Este ir y venir, le dieron el conocimiento de la realidad chilena y del acontecer universal.

Fue la primera chilena en exponer, en 1964, sus obras en una de las salas del Museo del Louvre en París y cantaba para el público asistente.

El movimiento musical chileno de la década de 1950, tuvo en Violeta Parra y su familia un punto de partida. Con la "Nueva Canción Chilena", Violeta refleja la evolución del canto popular.

Rendirle homenaje a Violeta Parra, a través de estas trovas clásicas es, sin duda, una hermosa manera de hacerlo, ya que en lo relativo al canto, ella compuso canciones en perfectos versos octosílabos y la trova se compone de ellos.

Dedicarle estas trovas a su persona y a su guitarra, hace de esta Antología algo mucho más significativo, profundo y especial, puesto que su guitarra la acompañó desde sus inicios, cuando siendo muy pequeña vio que en su hogar ya no había alimento para ella, sus padres y sus hermanos y tomó la guitarra, aún sin saber tocarla mucho y se fue desde el campo a la ciudad a cantar con ella y así llevar el sustento a su hogar, desde entonces supo que podía vivir y subsistir en cualquier lado, mientras tuviera una guitarra entre sus manos.

Fue gracias a su hermano Nicanor, que tomó el camino de la música popular folclórica y desarrolló además, talentos como artista plástica, telarista, ceramista, bordadora y poeta. Decía que había que probarlo todo, tener el valor de buscar todos los lenguajes, que no había nada más hermoso que las cosas en su estado natural, usar todo lo que la naturaleza daba y usarlo tal como de ella nacía. Era extraordinaria su capacidad de invención y de transformar todo en una gran obra significativa y trascendente.

Tenía cajas llenas de cintas magnéticas grabadas en el campo con canciones de campesinos a los que acompañó con su guitarra.

Tocaba arpa y otros instrumentos, pero su guitarra fue su más fiel compañera que la acompañó hasta el final, porque el día en que Violeta se quitó la vida y fue encontrada en la Carpa de la comuna de La Reina, donde hacía sus actuaciones, su cuerpo yacía sobre su amada guitarra, aquel fatídico 5 de Febrero de 1967.

Su vida y obra han sido inmortalizadas en el cine, en museos en Chile y el mundo.

Sus canciones: "Gracias a la Vida", "Volver a los 17", "La Jardinera", "Arauco tiene una pena", etc. han sido grabadas por numerosos artistas nacionales e internacionales.

Al presentar esta Antología Homenaje a esta genial artista en Trovas Clásicas escritas por escritores de los cinco continentes, es un orgullo para la Organización Mundial de Trovadores de Chile, su país de origen, para San Carlos su ciudad natal y todas las ciudades y lugares donde vivió y recorrió.

Un orgullo, además, porque la Organización Mundial de Trovadores, con su Presidenta Mundial: Cristina Olivera Chávez y quienes colaboraron en este libro, le han rendido un sentido y tan bello tributo con este tipo de poema que perdurará en estas páginas. Y es a todos ellos y a cada participante, a quienes agradezco infinitamente.

Verónica Quezada Varas
Presidente OMT-CHILE

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